martes, 13 de junio de 2017

Capítulo 26.

Ya ni recuerdo con claridad la última vez que mis manos sintieron calidez.
La pintura vieja y desgastada de la pared evocan vestigios de un tiempo pasado que fue mejor, menos caótico, más feliz.
El ruido frenético de la ciudad retumba en la penumbra de mi habitación, acaricio con la punta de mis pies el frío intenso que emana el suelo, apoderándose de mi un ligero temblor.
Fuera, el mundo continúa en un sin sentido vaivén, las personas corren presurosas hacia un trabajo que se convirtió en el usurpador de sus sueños más deseados.
Por el contrario, con mis dedos recorro cada palabra escrita  en este pequeño libro, siendo este la única prueba que tengo de que tú, al igual que yo, sigues pensando en mí.
Capítulo veintiséis:
“Pero nunca podré olvidar aquel misterioso torbellino de dudas y caos que es su persona, no importa cuántas veces la calma regrese a mi vida desde que su presencia se difuminó, su recuerdo siempre acompañará cada segundo de mi existencia”.
Fin.

#Microlibro

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